Cuando nos encontramos con una persona obesa lo primero que viene a la cabeza es que se atiborra de comida, Lo segundo suele ser que quizás tenga un problema de tiroides y las siguientes teorías que nos planteamos son: un posible problema en el metabolismo o herencia familiar. Es probable que no estemos lejos de la realidad. Gran parte de la población no tiene conocimiento de que la obesidad pueda estar causada por un problema mental: quizás sufran de megarexia, que es la gran desconocida en estos tiempos, es una enfermedad especialmente grave, tanto como pueda ser la anorexia. Es un trastorno alimenticio muy común, las personas que sufren de megarexia, son personas generalmente muy obesas que se ven delgadas. Tienen alterada su percepción de la realidad, cuando se miran en un espejo se ven perfectamente, sanas y guapas. Eso genera que tengan unos hábitos de vida poco saludables, en contra de lo que su organismo necesita, como sería comer fruta, verdura y practicar deporte, ellos se atiborran a comida, normalmente muy calórica, como pueda ser el chocolate, hamburguesas, pizzas y todos estos deliciosos pecados”que se deben evitar por regla general.
Una dieta llena de carbohidratos, calorías vacías que no alimentan. Poco a poco, se convierten en personas obesas desnutridas, incluso anémicas. Sufren mareos y presión arterial baja, debido a esta falta de nutrientes en el organismo, lo que les hace entrar en un círculo vicioso, y comen para sentirse mejor.
Los megaréxicos no son conscientes de su problema. Aun así, cuando alguien les intenta hacer ver la realidad, pueden tener un momento de lucidez, pueden llegar a verse tal y como son, pero su cerebro no lo admite, el espejo no les muestra la realidad, las fotografías por el contrario si hacen que se vean tal y como son. Normalmente estas personas son reacias a fotografiar sus cuerpos, ya que al ver ese reflejo de la realidad sufren «shocks» importantes, tampoco les suele agradar ir de compras, ya que el echo de probarse un pantalón de un tamaño descomunal, les hace caer en un pozo de tristeza y desconcierto.
Las personas con este problema se vuelven hostiles, intransigentes, conflictivas y hasta mal educadas. Manifiestan un odio hacia el mundo, incluso hacia ellas mismas.
Este problema todavía no es muy conocido en la sociedad, lo que dificulta su atención y tratamiento. Pero está a la orden del día, se calcula que por cada anoréxico, hay diez megaréxicos. Una cifra escalofriante teniendo en cuenta lo peligrosa que puede llegar a ser la obesidad.
Para combatir esta enfermedad es necesario que el enfermo acepte que tiene un problema, ya no solo de peso, si no un grave trastorno alimenticio y psicológico. En esta lucha el entorno de la persona, juega un papel fundamental, hay que tener claro que son enfermos, no personas que únicamente comen de más.
La familia debe intentar que el enfermo se ponga en manos de un especialista en trastornos alimenticios, dependiendo de la reacción del enfermo, cabe la posibilidad que sea dirigido a un especialista en psicología. Éste puede ayudarle a comprender que tiene un problema y que puede combatirlo, con una buena alimentación, ejercicio y vida sana, estas personas podrán perder la grasa acumulada, obteniendo un gran cambio tanto en su físico como es su mente. Este cambio ayudará a que poco a poco se vayan aceptando como son.