La próxima vez que dejen salir una lista de palabras altisonantes frente a una audiencia desaprobadora discúlpense diciendo: “Parece que decir groserías es un a forma efectiva de aliviar el dolor”.
La revista NeuroReport, reveló en el 2009 los resultados de un estudio realizado en la Universidad de Keele en Inglaterra. En dicho experimento, se pidió a 67 estudiantes que mantuvieran sus manos en una tina de agua fría el mayor tiempo posible, despotricando palabras altisonantes. Se encontró que los estudiantes lograron permanecer 40 segundos más con las manos en el agua fría diciendo groserías, que sin decir groserías.
No se sabe por que mecanismo el decir groserías tiene este efecto físico, pero los investigadores especulan que el circuito cerebral relacionado con las emociones, está involucrado.
Sin embargo, en una conferencia en mayo del 2011 en Glasgow, los investigadores Richard Stephens y Claudeia Umland tienen programado develar el descubrimiento de que quienes dicen groserías todos los días no tenían la capacidad de permanecer con las manos en el agua helada más tiempo diciendo groserías”. En consecuencia el Dr. Stephens dijo que el mensaje clave de este resultado es que las personas que abusan de las groserías no se beneficias del efecto reductor de dolor del hecho de decir groserías.
La recomendación es reservar el decir groserías para los momentos en los que uno siente un intenso dolor, para obtener el alivio esperado.
