La fibromialgia es una enfermedad crónica e incurable, que se caracteriza por la rigidez, sensibilidad y dolor en determinados puntos del cuerpo, como articulaciones, músculos, tendones y otros tejidos blandos.
Se estima que la padece entre el 3 y el 6% de la población mundial, en especial las mujeres, de entre 20 y 50 años de edad.
Los síntomas más comunes son el dolor en todo el cuerpo, especialmente en una serie de 18 puntos denominados hipersensibles, que se acrecienta con los cambios de clima. En muchas ocasiones el dolor que ocasiona este padecimiento se confunde con el dolor de artritis, lo que sumado a la apariencia sana del paciente no favorece un diagnostico rápido.
Entre los signos más comunes de la enfermedad, destacan:
* Areas específicas de dolor en la parte posterior del cuello, hombros, esternón, parte baja de la espalda, caderas, muslos, espinillas, codos y rodillas.
* Fatiga
* Debilidad intensa
* Sensación de hormigueo en diversas zonas del cuerpo.
* Problemas del sueño
* Baja tolerancia al ejercicio
* Dolor muscular crónico en el rostro.
Se desconocen sus causas, aunque existen hipótesis que se debe a cambios en el sistema músculo esquelético, o un virus que pudiera desencadenarla.
Sin embargo, los estudios médicos han detectado que en el desarrollo de este padecimiento existe un componente genético. Para determinar si una persona padece Fibromialgia, es necesario realizar una historia clínica que determine si tiene por lo menos 3 meses con dolores, así como otros síntomas como la sensibilidad en al menos 11 de los 18 puntos sensibles. Este examen se complementa con pruebas de laboratorio y radiografías, que descartan otros padecimientos como la artritis.
La Fibromialgia es un padecimiento crónico e incurable, que se caracteriza por tener períodos de dolor y otros en los que se reducen las molestias. Sin embargo, no se le considera mortal.
En los casos más leves, la Fibromialgia puede reducirse mediante medidas como reducir el estrés o mejorar el estilo de vida. Por lo general el tratamiento requiere del uso de fármacos para combatir el dolor, así como descansar y dedicar tiempo a dormir y terapias de ejercicio para relajar los músculos. También es importante contar con una dieta sana, evitando sustancias como la cafeína, que afecta el sueño y contribuye al dolor.