Después de un año de haber logrado secuenciar el genoma del tomate, los científicos del Centro John Innes en Norfolk, Inglaterra, han desarrollado un tomate genéticamente modificado con mejor sabor, una mayor cantidad de antioxidantes y que puede permanecer almacenado el doble de tiempo que un tomate normal, adquiriendo un color morado.
El objetivo principal del proyecto era producir frutas con altos niveles de antioxidantes que pueden beneficiar la salud, ya que estudios anteriores demostraron que ayudaron a extender la vida de los ratones propensos a padecer cáncer en un 30%, pero el fruto modificado además trajo consigo otras cualidades haciéndolo más resistente y con mejor sabor.
La modificación genética se produjo al introducir dos genes de la planta conocida como boca de dragón o snapdragon. Estos genes activan a otros que permanecían dormidos en el tomate, provocando un aumento en la producción de antocianinas, las cuales se pueden encontrar naturalmente en varias frutas y verduras, estas son responsables del color rojo de la zarzamora y el azul del arándano. Sin embargo su rol más importante es el de antioxidante, ya que son conocidos por sus propiedades antienvejecimiento y anticancerígenas.
Las pruebas mostraron que la vida útil de estos tomates es de aproximadamente 48 días en comparación con las 3 semanas del tomate convencional, además de ser menos propensos al moho después de la cosecha como por ejemplo al hongo Botrytis cinérea, una plaga que afecta a muchos cultivos. Algo que le permitiría a la industria dejar al tomate que se desarrolle por mucho más tiempo en la planta, ganando olor y sabor, pero conservando su resistencia para el transporte.
Esto es porque regularmente los tomates son recolectados mientras están verdes, lo que hace más sencillo su transporte y almacenamiento (debido a que son más duros y resistentes, pero esto provoca que pierdan sabor y textura), ya que el fruto no alcanza la madurez necesaria. Por lo que este método tendría la posibilidad de recuperar su sabor a través de la ingeniería genética.
Este es un avance que podría tener muchos beneficios a corto y largo plazo tanto para los productores como para la salud. Además, los científicos esperan replicar las mismas cualidades en otros frutos rojos como las fresas y las frambuesas.
Por el momento los científicos tienen contemplado realizar pruebas clínicas en pacientes en el Hospital de la Universidad de Norwich, ofreciendo jugo de tomate morado para ayudar a los médicos a determinar si puede reducir el riesgo de enfermedad coronaria.
Los tomates estarán disponibles para su consumo en aproximadamente dos años, tiempo que toman las autoridades para dar su visto bueno.