Para algunas personas, pedir perdón por algún error que cometieron podría ser de los actos más difíciles a realizar. Pedir perdón implica aceptar que uno ha cometido un error y tener la voluntad de corregirlo o cuando no es posible intentar hacer sentir mejor a la persona afectada.
Pero otro de los actos igualmente difíciles es el conceder el perdón. Perdonar a una persona que le ha hecho daño a uno es sumamente complicado, sobretodo cuando uno se siente totalmente inocente y víctima.
La Dra. Karen Swartz, profesora de psiquiatría y directora de los programas clínicos y educativos del Centro de Trastornos del Animo en Johns Hopkins realizó una investigación acerca del efecto del perdón en la persona que lo concede.
Encontró que no perdonar pone a una persona en una situación de estrés continuo que se asocia con un incremento de la presión arterial, baja de defensas del organismo, trastornos de ansiedad y depresión.
De acuerdo con la Dra. Swartz, perdonar puede ser muy difícil cuando una persona ha experimentado una gran traición como puede ser el adulterio, sabotaje en un negocio o abuso. Pero el acto de perdonar ayuda a la persona que perdona, no a la que hizo el daño.
La Dra. Swartz explica que es necesario que la persona externe lo doloroso que fue lo que le hicieron y dejar pasar el tiempo. Afirma que el tiempo es parte fundamental del perdón.
Si bien reconciliarse con una persona que le ha ocasionado a uno un daño físico o emocional puede no ser posible, el objetivo es que el individuo afectado no esté dominado por pensamientos y sentimientos negativos.
Es importante llegar al punto en el cual la persona afectada no se sienta engañada o dañada por la otra persona y pasar a relaciones interpersonales saludables.
El perdón no necesariamente implica seguir teniendo a la persona que ocasionó el daño en la vida de uno.
La Dra. Swartz explica que los sentimientos negativos hacia una persona que nos ha engañado o hecho algún daño pueden agudizarse durante la temporada navideña y el año nuevo. Muchas veces las personas tienen expectativas irreales acerca de las interacciones familiares y pueden sentirse defraudadas. Para este tipo de situaciones es recomendable no generar expectativas, no esperar determinadas actitudes de los demás y tomar lo bueno que aporta cada momento.