Es fundamental tener un control anual como mínimo en todos los pacientes adultos mayores. Pero en caso de pacientes portadores de cualquier elemento protésico, es hace necesario un control periódico de al menos dos o tres veces por año, para evaluar el funcionamiento y estado de las prótesis, detectar pérdidas óseas, compensarlas y evaluar la articulación temporomandibular.
El paciente debe acudir al odontólogo si nota la aparición de alguna síntoma inusual, o de algún cambio en la apariencia de su boca o bien si se aprecia alguno de los siguientes rasgos:
Sospecha de caries (dolor dental espontáneo o al alimentarse, aumento de sensibilidad con los cambios de temperatura, cambios de coloración en los dientes, aparición de cavidades)
Encías rojas, adoloridas o con tendencia a sangrar.
Halitosis (mal aliento)
Movilidad o desplazamiento de los dientes.
Aparición de abscesos, herpes labial recurrente y aftas en las mucosas.
Alteración de la oclusión (mordida)
Sangrado de mucosas espontáneamente o frente a estímulos considerados normales como el cepillado o la alimentación.
Exposición de la raíz de la pieza dental.
Aparición de nódulos, manchas, lesiones blancas o ulceradas en las mucosas.
Aparición de lesiones producidas por las prótesis.
Disfagia (Dificultad para tragar)
Pérdida de la simetría facial.
Dolor y tensión muscular en cabeza, cuello y hombros.
Previo a cirugías invasivas, para descartar focos sépticos.
Recomendaciones para conservar una dentadura saludable:
El correcto cepillado dental, idealmente 3 veces al día y como mínimo después de cada comida.
Cepillos dentales de mango ancho y cerdas suaves.
Utilización diaria de pasta dental fluorada
Utilización diaria, si es posible, de enjuague bucal alternando 3 semanas con clorhexidina y luego 3 sin este compuesto
De acuerdo a las capacidades y necesidades del paciente indicar aditamentos especiales como hilo dental, cepillos interdentales
En pacientes portadores de prótesis removible, se recomienda la limpieza de las prótesis con ultrasonido y pulido de la superficie cada seis meses a cargo del odontólogo, y su mantenimiento por parte del paciente a través de lavado con agua y jabón al menos tres veces al día, además de una desinfección semanal con productos especiales para ello, o bien mediante una solución de agua con cloro (10 gotas de cloro en un vaso con agua, durante 10 minutos). Si el paciente es desdentado total, debe realizar una delicada limpieza de la encía que cubre el reborde alveolar al menos después de cada comida, con un cepillo suave o una gasa, ésta última idealmente mojada en clorhexidina.