El síndrome del comedor selectivo hace referencia a la nutrición en la que hay una inadecuada variedad de alimentos. La dieta queda limitada a un promedio de 5 a 10 alimentos, y además, se correlaciona con el rechazo a probar nuevos productos (trastorno designado como neofobia).
En algunas ocasiones, el rechazo a ciertos alimentos se centra en determinadas texturas (por ejemplo las fibrosas), lo que excluye de la dieta a grandes grupos de alimentos como las frutas, las verduras y las hortalizas, en otras ocasiones, este rechazo se dirige hacia el aspecto externo de determinados alimentos (forma, color, tamaño…) y no tanto hacia su sabor.
Perfil del comedor selectivo
Este trastorno es más frecuente que se produzca en niños que en niñas (con una proporción de cuatro niños por cada niña). Aunque no se ha definido un perfil característico, los pequeños suelen presentar problemas de ansiedad, conducta antisocial, rasgos obsesivo-compulsivos, baja adaptación al cambio y a la novedad. Factores que constituyen, en su mayoría, rasgos de la personalidad, y que por tanto se mantendrán a lo largo del tiempo, permaneciendo también en la etapa adulta.
Hasta el momento, esta patología estaba clasificada dentro de la categoría diagnóstica ‘Trastorno de la ingesta alimentaria de la infancia o la niñez’, sin que existiera una categoría específica para el síndrome del comedor selectivo. Sin embargo, en el manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) se incluyo como nueva categoría diagnóstica.