Los ejercicios de yoga con el perro, conocido como «doga», incluyen desde técnicas de respiración en una colchoneta junto al can hasta posturas sencillas con masajes en las patas. Quienes se inicien en esta disciplina deben tener en cuenta, que no es lo mismo practicar «doga» con un perro pequeño que con uno grande y que conviene realizar un paseo al animal antes de la sesión, para propiciar que se relaje.
El yoga para perros les permite relajarse con sus dueños, a la vez que practican esta disciplina, practicar yoga con el perro permite a los dueños tomar parte en sesiones de relajación sin separarse de su mascota. Para muchas personas habituadas a practicar yoga, es una buena oportunidad para pasar más tiempo de calidad con sus perros, pues encuentran en estas sesiones de doga un espacio donde relajarse del estrés que afecta a las mascotas, motivado a menudo por sus dueños.
Realizar una sesión de yoga para perros no siempre resulta sencillo para un can primerizo en esta técnica. Esto explica que sea conveniente asegurarse de que se sienta relajado antes de la clase. Un paseo al aire libre es una buena manera, y saludable, de ofrecer al animal una vía para tranquilizarse antes de una sesión de doga.
Las primeras sesiones no deben contar con un número excesivo de ejercicios, sino proponer a la mascota una o dos posturas. Si el animal está cómodo y confiado durante la primera clase de yoga con nosotros, será más sencillo que acepte continuar.
No todas las posturas de doga son apropiadas para todos los perros, la talla del can determinará el ejercicio: no es lo mismo practicar doga con un perro pequeño de raza Chihuahua, que puede mantenerse sobre nuestro cuerpo cuando practicamos el ejercicio, que realizar yoga con un Gran Danés.
En las clases de doga, la colchoneta de ejercicios es para dos: la comparte el dueño con su mascota, lograr que el perro se sienta cómodo durante la sesión de doga es una de las claves para practicar esta técnica de forma adecuada. Para empezar, es recomendable sentarse en la colchoneta e invitar a nuestro perro a que se acomode cerca. Se pretende así sentir nuestra respiración y la de nuestro amigo de cuatro patas.
A continuación, se colocan las manos con cuidado sobre el lomo del perro, en un primer momento, puede ser complicado que el can permanezca quieto, por lo que será suficiente tratar de mantener al perro en esta posición durante unos dos minutos.
En determinados ejercicios, hay que armarse de paciencia: no es extraño que el perro necesite confiar en usted para practicar ciertas posturas. Tratar de rodear al perro de forma suave con las piernas no siempre será fácil, pero puede ayudar a adoptar una nueva postura de doga con la mascota.
Esta posición debe intentarse una vez sentado. Es un buen punto de partida para ofrecer a la mascota un masaje, pueden bastar, al principio, unas caricias ligeras en la base de las orejas. Este contacto es muy satisfactorio para el perro y a menudo le reporta sensación de confianza.
Cuando domine estas primeras posturas, puede tratar de estirarse de forma paulatina sobre su perro, las únicas precauciones que conviene tener en cuenta es no provocar daño y realizar el ejercicio con cuidado. Se evitarán riesgos innecesarios para usted o su mascota.
El perro puede encontrar en las sesiones de doga un espacio en el que relajarse y alejarse del estrés que afecta a algunas mascotas.