Los jefes abusivos no solo provocan sufrimiento a los empleados que victimizan, sino que también envenenan el ambiente laboral de los compañeros de trabajo de las víctimas, indica un estudio reciente realizado por el Dr. Paul Harvey profesor de conducta organizacional de la Universidad de New Hampshire en EUA.
Los efectos de «segunda mano» provocados por los jefes abusivos pueden llevar a la frustración en el trabajo, el abuso de otros compañeros de trabajo y dudas sobre el respaldo que otorga la compañía a los empleados, la conducta de los jefes abusivos, como criticar y ridiculizar públicamente a los empleados o retirarles la palabra, es un tipo de liderazgo disfuncional.
Aunque los efectos de la supervisión abusiva puede no ser físicamente nociva como otros tipos de conducta disfuncional, como la violencia o la agresividad en el lugar de trabajo, es probable que las acciones dejen heridas de más duración, en parte porque la supervisión abusiva puede continuar durante mucho tiempo, señala el Dr. Harvey.
Los compañeros de trabajo de las víctimas de los jefes abusivos experimentan efectos negativos a largo plazo, según la encuesta de 233 personas que trabajan en una amplia variedad de empleos en el sur de EUA.
Los autores del estudio comentan que observar o estar al tanto de que el jefe acosa a un compañero de trabajo se conoce como «abuso indirecto de supervisión», incluye escuchar rumores de conducta abusiva de parte del jefe, leer sobre esas conductas en un correo electrónico o ser testigo cuando el jefe acosa a un compañero de trabajo.
Cuando hay abuso indirecto de supervisión, los empleados se dan cuenta de que la organización permite que ese tratamiento negativo exista, aunque no lo experimenten de forma directa.
Los resultados del estudio se publicaron en la revista Journal of Social Psychology.
El daño provocado por un jefe abusivo puede ir más allá de los empleados que son víctimas y afectar a otros. Los gerentes deben estar conscientes sobre el impacto generalizado potencial de los jefes abusivos, y tomar medidas para prevenir o reducir sus efectos.
Fuente: University of New Hampshire
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