Una parte de la población utiliza leña para cocinar y calentar el hogar, sobre todo en los países en desarrollo. Se calcula que los combustibles leñosos constituyen probablemente dos tercios del consumo en los hogares.
En los hogares pobres de los países en desarrollo, la leña, el carbón vegetal y otros combustibles sólidos (principalmente residuos agrícolas y carbón) se queman a menudo en estufas abiertas o de mal funcionamiento. La combustión incompleta libera pequeñas partículas de otros componentes cuyo daño para la salud se ha demostrado.
En estufas y fogones adecuados, y con buenas prácticas de combustión, es posible el consumo limpio de leña y carbón vegetal. Pero tales condiciones son difíciles de alcanzar en zonas rurales y urbanas pobres en las que se utilizan pequeños fogones baratos alimentados con leña. La leña que no arde debidamente convirtiéndose en dióxido de carbono da lugar a productos de combustión incompleta: básicamente monóxido de carbono, pero también benceno, butadieno, formaldehído, hidrocarburos poliaromáticos y muchos otros compuestos peligrosos para la salud. Se piensa que el mejor indicador de peligro para la salud causado por el humo de combustión son las pequeñas partículas, que contienen muchas sustancias químicas.
Los principales efectos en la salud por la exposición al humo de leña son:
Infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores (pulmonía) en niños pequeños, y en adultos mayores.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, como bronquitis crónica y enfisema, en mujeres adultas que durante muchos años han cocinado con combustibles sólidos sin ventilación.
La OMS, en una evaluación de riesgos que combinó los resultados de varios estudios publicados, comparó la carga de la enfermedad y la muerte prematura debidas al uso de combustibles sólidos con otros factores de riesgo importantes, tales como contaminación del aire exterior, tabaquismo e hipertensión. Los resultados indican que el uso de combustibles sólidos puede ser responsable de 800 000 a 2,4 millones de muertes prematuras cada año.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer revisó los datos mundiales y clasificó el humo de carbón de leña como carcinógeno humano demostrado.
Las tradiciones culinarias tienen hondas raíces, y en muchas culturas el fuego es el centro del hogar y tiene una acentuada significación cultural y espiritual. Algunos diseños de cocinas perfeccionadas no prestan la debida atención a lo que el fuego significa cultural y socialmente en el hogar. No obstante, el hecho de que tales cocinas puedan producir también beneficios sociales (como ahorro de tiempo), ecológicos (conservación de árboles) y económicos (menor consumo de combustible) anima a seguir trabajando para encontrar la manera de popularizarlas.
La leña y otros combustibles pueden quemarse en combustión limpia con la tecnología correcta y desempeñar así un papel a largo plazo en el desarrollo sostenible cuando se recolectan de manera renovable. Los programas de modernización del consumo de leña en hogares y pequeñas industrias en las zonas más pobres de los países en desarrollo deben ser, parte de los planes de desarrollo.