El estrés es una sensación de tensión física o emocional.
El estrés emocional generalmente ocurre en situaciones que las personas consideran muy difíciles o inmanejables. Las personas consideran diversas situaciones como estresantes.
El estrés físico se refiere a la reacción física del cuerpo a diversos desencadenantes, como por ejemplo el dolor que se siente después de una cirugía. El estrés físico a menudo lleva al estrés emocional y este último a menudo se presenta como una molestia física.
El manejo del estrés implica controlar y reducir la tensión que ocurre en situaciones estresantes, haciendo cambios emocionales y físicos.
Evaluando el Estrés
Actitud: la actitud de un individuo puede influir para que una situación o una emoción sea estresante o no. Una persona con una actitud negativa a menudo reportará más estrés de lo que haría una persona con una actitud positiva.
Alimentación: una dieta deficiente pone al cuerpo en un estado de estrés físico y debilita el sistema inmunitario y su estado emocional. Como resultado, una persona puede ser más propensa a contraer enfermedades. Una dieta deficiente puede significar la elección de alimentos poco saludables, no comer lo suficiente o no comer en un horario adecuado.Esta forma de estrés físico también disminuye la capacidad para hacerle frente al estrés emocional, dado que el hecho de no obtener la nutrición adecuada puede afectar la forma como el cerebro procesa la información.
La actividad física: no realizar suficiente actividad física puede poner al cuerpo en un estado de estrés. La actividad física tiene muchos beneficios, incluyendo el fomento de una sensación de bienestar.
Los sistemas de apoyo: casi toda persona necesita de alguien en su vida en quien confiar cuando esté teniendo momentos difíciles. El hecho de tener poco o ningún apoyo hace que las situaciones estresantes sean aún más difíciles de manejar.
La relajación: las personas que no tienen intereses externos, pasatiempos u otras formas de relajarse pueden ser menos capaces de manejar situaciones estresantes.
UN PROGRAMA INDIVIDUAL PARA EL MANEJO DEL ESTRÉS: Encuentre lo positivo en las situaciones y no viva con lo negativo, planee actividades divertidas y tome descansos regulares. También usted puede comenzar un programa de actividad física: se recomienda hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico 4 veces por semana y que esto forme parte de su rutina, procure realizarlo con un compañero, ya que resulta más divertido y motivador, no es necesario acudir a un gimnasio, una caminata vigorosa de 30 minutos al aire libre es suficiente.
En cuanto a su nutrición: Consuma alimentos que mejoren su salud y bienestar, incremente la cantidad de frutas y verduras que come, seleccione alimentos saludables usando la pirámide de la alimentación y el nuevo plato del bien comer, coma porciones apropiadas para usted en horarios regulares.
Apoyo familiar y social: Haga un esfuerzo por socializar. Aunque usted se puede sentir tentado a evitar a la gente, encontrarse con amigos generalmente ayuda a las personas a sentirse menos estresadas. Sea tolerante consigo mismo y con los demás.
La relajación también es muy importante: Aprenda y trate de utilizar técnicas de relajación, como fantasías guiadas, escuchar música, practicar yoga o meditación. Con algo de práctica, estas técnicas funcionan, aprenda a escuchar al cuerpo cuando le diga que disminuya la velocidad o que tome un descanso, trate de dormir lo suficiente. Los buenos hábitos de sueño son una de las mejores maneras de manejar el estrés.
Diversos recursos: Si estas técnicas de manejo del estrés no le funcionan, hay profesionales como los psiquiatras y psicólogos certificados que le pueden ayudar. Programe una consulta con uno de estos profesionales en salud mental para que le ayude a aprender estrategias de manejo del estrés, incluyendo técnicas de relajación. Igualmente, existen diversos tipos de grupos de apoyo disponibles.