El checo Jakub Halik es el primer hombre del mundo que sobrevive desde hace casi cuatro meses sin corazón, después de que el suyo fuera extirpado para ser sustituido por dos bombas sin válvulas cardiacas y que no producen pulsaciones sensibles al tacto.
Jakub Halik es un bombero de 37 años, que tenía un tumor maligno en el corazón, y la única alternativa que se le ofrecía en lugar de un trasplante inmediato era la implantación de las bombas, una que manda la sangre por la aorta, y la otra a los pulmones.
Está contraindicado hacer un trasplante cuando hay en el corazón un tumor maligno, porque los medicamentos para evitar el rechazo de un órgano extraño apoyan el proceso tumoral de las células, explica el Dr. Jan Pirk, cardiólogo del Instituto de Medicina Clínica y Experimental de Praga, que realizó la intervención.
Antes que él, esta novedosa técnica sólo se había practicado a un hombre de Texas, quien falleció poco después.
El equipo médico considerará exitosa la operación si el tumor no se extiende y si el paciente sobrevive hasta que le hagan un trasplante de corazón, deben esperar todavía entre seis y nueve meses. El paciente no tiene pulso sensible, se creía que sin esto no se puede vivir, y se ha mostrado que sí se puede vivir sin pulso.
Lo más difícil fue fijar la presión de bombeo de cada uno de los dispositivos, pues la sangre que va a los pulmones debe tener menor presión para que éstos no se irriten, el único inconveniente es cargar con las pilas bajo los brazos.
Los acumuladores no se ven, no pesan mucho y duran entre 8 y 12 horas, mientras que el equipo regulador se lleva como una riñonera. En el caso de Halik, las revoluciones están fijadas para una actividad normal, no para correr, hacer deporte ni subir por una escalera.
La calidad de vida tras la operación tiene una limitación: No pueden nadar, sólo ducharse, pueden jugar al golf, o al ajedrez, pero seguro que no pueden correr un maratón.