Cuando se habla de crímenes horrendos, como el caso de Anders Breivik en Noruega, la primera reacción del público es calificar al perpetrador de «loco».
Pero esta es una explicación simplista, porque cometer estos actos no necesariamente significa que una persona tiene una enfermedad mental.
Testigo de la matanza en Noruega: «Quiero que Breivik vea que no me mató, expresa el profesor Simon Wessely, experto del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres, en un artículo publicado en la revista The Lancet.
Ante el tribunal que lo juzga actualmente en Noruega, Breivik ha insistido continuamente que los intentos de clasificarlo como enfermo mental están equivocados. Algunos expertos están de acuerdo en que casos como estos, en los que la salud mental del perpetrador determinará cómo será sentenciado, no pueden explicarse con razonamientos tan simplistas.
Inicialmente todos asumen que Breivik debe estar loco porque cometió esos actos terribles, afirma el profesor Wessely. Lo inexplicabe sólo puede explicarse como un acto de locura, el cual, por definición, tampoco puede ser racionalmente explicado. El acto fue tan monstruoso, las consecuencias tan dolorosas, que el perpetrador debe ser un enfermo mental.
Algunos psiquiatras han planteado que el noruego de 33 años sufre esquizofrenia, pero según el profesor Wessely, comenta que si tuviera esa u otra enfermedad mental grave, sus acciones tendrían que haber sido el resultado de delirios, que es el síntoma característico de las enfermedades psicóticas, como la esquizofrenia.
Pero la forma meticulosa y organizada como planeó sus ataques sugiere algo distinto, el Dr. Wessely y sus colegas de psiquiatría forense han estado esforzándose por encontrar a algún sujeto (con esa enfermedad) que, como hizo Breivik, hubiera tomado la precaución de llevar consigo una señal que indicara «lavado de alcantarillas en marcha'»para evitar que el olor de azufre de los explosivos caseros que llevaba en su vehículo llamara la atención.
Sus acciones no concuerdan con el tipo de crímenes desorganizados que a menudo cometen los individuos con problemas mentales graves, como la esquizofrenia. Los expertos forenses en Noruega prepararon dos informes sobre el estado mental del individuo y las conclusiones fueron opuestas, e propio Breivik argumenta que no es un enfermo mental y que declararlo insano es «ilegitimar» sus creencias.
Algunos psiquiatras creen que este tipo de crímenes sugiere un trastorno de la personalidad, debido a la total falta de empatía que el sujeto muestra hacia sus víctimas.
Explica en Psychology Today el Dr. Ronald Schouten, profesor de psiquiatría forense de la Escuela Médica de Harvard y autor del libro Almosth a Psychopat – The Darker Side of Human Behaviour (Casi un Psicópata – El Lado Oscuro de la Conducta Humana), en relación a Breivik parece estar habiendo una confusión entre lo que es psicopatía y la psicosis. Estas no son la misma cosa. Una psicosis es una enfermedad psiquiátrica con la cual la persona pierde contacto con la realidad.
Una psicopatía, por otra parte, involucra una anormalidad grave en la forma como la persona interactúa con el mundo que la rodea, esta se caracteriza por una falta de empatía con los sentimientos de los otros, una voluntad para comprometerse en conductas ilegales, inmorales o antisociales para una ganancia egoísta y un egocentrismo extremo.
El experto agrega que lo más importante, al menos desde la perspectiva de Breivik, es que los psicópatas no tienen dificultades en la percepción de la realidad.
Saben exactamente lo que están haciendo y por qué lo están haciendo. Y casi siempre lo están haciendo por el beneficio propio que creen estar percibiendo. Un panel de jueces deberá ahora dictaminar si Breivik es enviado a prisión o a una institución psiquiátrica. Si se le encuentra culpable y sano Breivik enfrenta 21 años en la cárcel. Si se le declara insano podría ser internado en una institución psiquiátrica.