Para responder a esta pregunta un grupo de científicos emprendió una singular tarea: atrapar bacterias que flotan en el ambiente para determinar su impacto en la salud de los habitantes. El equipo instaló una red de monitoreo en varios puntos de la Ciudad de México para medir la contaminación microbiológica en la segunda metrópoli más grande del mundo.
Los aparatos atrapan las bacterias, luego son analizadas para establecer la composición de su ADN. No existe un registro de los microorganismos que son aerotransportados en la atmósfera baja de la ciudad, explica Jaime García Mena, del Departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), que pertenece al IPN responsable del proyecto.
Es como una caja negra donde se cree que hay bacterias transportadas, pero no existe una documentación seria, científica de cuáles son, ácaros, hongos y bacterias
La red de monitoreo microbiológico tiene un año de funcionar, y se han realizado al menos 4 mediciones cada mes.
Los primeros resultados indican que en el aire de Ciudad de México existen partículas sólidas o líquidas con entidades biológicas, que pueden ser virus, bacterias, hongos, ácaros o esporas de hongos, algunos están vivos, otros muertos o incluso en estado latente, sin embargo, al ser respirados pueden activarse y causar alguna enfermedad.
Los investigadores del Cinvestav, encontraron que la concentración de entidades biológicas es mayor en la temporada de invierno, entre diciembre y marzo, y disminuye notablemente durante la época de lluvias, desde mayo a septiembre.
Algunas bacterias causan enfermedades, pero no todas son de un género que cause alarma. Podrían ser un riesgo médico si fueran más abundantes.
¿Para qué sirve cazar bacterias? Según el investigador, conocer los microorganismos aerotransportados de la ciudad puede ayudar a prevenir contagios, especialmente de enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Servirá también para saber cuántos padecimientos se esparcen por aire y cómo anticiparse a la propagación.
De acuerdo con Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire, en 18 de los 32 estados del país no existen redes para medir contaminantes.
Además, sólo 15 de las 56 zonas metropolitanas de México difunden información sobre las partículas que existen el ambiente. La mayoría de los mexicanos, unos 62 millones, viven en ciudades.
Legalmente los gobiernos locales están obligados a contar con estas mediciones, lo cual no se ha cumplido por completo.
En la capital no existe información sobre los microorganismos aerotransportados, dice el investigador García Mena. La red del Cinvestav es el primer esfuerzo para medirlos, pero los datos se completarán dentro de algunos años.
Es muy importante no desconocer lo que respiramos.