Un estudio con IRM sugiere que los golpes repetitivos podrían ser nocivos.
Los «cabeceos» frecuentes con los balones de fútbol que realizan los jugadores aficionados podrían causar daño cerebral que lleve a declives sutiles pero graves en las habilidades de pensamiento y coordinación, sugiere un estudio reciente.
Para el estudio, investigadores usaron una técnica avanzada de IRM (resonancia magnética) para analizar los cambios en la materia blanca del cerebro de 32 jugadores adultos amateur de fútbol que en promedio cabeceaban los balones 436 veces al año. Los jugadores que cabeceaban con mucha frecuencia (mil o más veces al año) mostraban anomalías parecidas a las lesiones cerebrales traumáticas sufridas en accidentes de coche.
Este es el primer estudio en observar los efectos del cabeceo sobre el cerebro usando imágenes sofisticadas por tensores de difusión, señala el Dr. Michael Lipton, investigador líder y director asociado del Centro de Investigación con Resonancia Magnética Gruss del Colegio de Medicina Albert Einstein, de Nueva York, EUA.
La implicación real para los jugadores no proviene de los cabeceos ocasionales, sino de los repetitivos, que pueden llevar a una degeneración de las neuronas, los investigadores compararon imágenes neurológicas de los participantes del estudio, cuya edad promedio era de 31 años, y hallaron que los que tenían el mayor volumen de cabeceo tenían anomalías en cinco áreas del cerebro responsables de la atención, la memoria, la movilidad física y las funciones visuales de alto nivel.
Los cambios negativos comenzaron a ocurrir en las regiones neurales cuando los jugadores sobrepasaron los niveles de umbral de unos 1,000 a 1,500 cabeceos al año, según el estudio.
Los hallazgos llegan poco después de reportes mixtos sobre las llamadas consecuencias «cognitivas» de cabecear con frecuencia balones de fútbol durante las prácticas y en los juegos de un deporte popular que juegan millones de niños y jóvenes adultos de todo el mundo. Cognitivo es un término que se usa para describir las funciones basadas en el cerebro como la memoria, el pensamiento, el aprendizaje y el procesamiento de información. Investigaciones anteriores han relacionado malos resultados en pruebas de memoria y función motriz con una o más conmociones cerebrales causadas cuando la cabeza de un jugador golpea un poste, el suelo u otro jugador.
Practicar una técnica de cabeceo adecuada, o sea golpear el balón con la frente mientras la cabeza, el cuello y el torso están alineados de forma sólida y sin doblarse, puede reducir la fuerza que recibe la cabeza, el desarrollo de los niños no los prepara para aprender esta habilidad hasta los 10 años, y no deben practicar cabeceos hasta entonces.
Para un entrenador o un médico, notar el daño neuropsicológico de los cabeceos sería difícil, dado que los problemas cognitivos se desarrollan gradualmente. Incluso los jugadores quizás podrían no estar conscientes de una pérdida de memoria leve.
La investigación presenta una oportunidad para una intervención de salud pública. Los datos y las conclusiones de las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.