Cada año, el 15% de la población mundial se ve afectada por la gripe, encontrándose entre los grupos más expuestos a sufrir complicaciones serias como la bronquitis y la neumonía, los niños, los adultos mayores de 65 años, los pacientes con enfermedades crónicas pulmonares o cardíacas, las personas con trastornos en el sistema inmune.
Muchas veces, la gripe se confunde con el resfrío, aunque tiene síntomas bien diferenciados: fiebre por 3 ó 4 días, agotamiento total y postración, dolor de cabeza, molestia ocular, fotofobia y escalofríos. Es muy importante distinguirlas, ya que son diferentes tanto el agente causante como los síntomas y la intensidad, lo mismo ocurre con su prevención y tratamiento, explica la Dra. Hebe Vázquez, médica infectóloga, miembro de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos.
El propósito fundamental de diferenciar estas enfermedades está orientada a evitar la automedicación, ya que se suele tratar erróneamente con antibióticos. Y, además de eso, hay que recordar que ni la gripe ni el resfrío se deben tratar con antibióticos, porque ambas son de origen viral.
La gripe y el resfrío son producidos por distintos virus. La primera es originada por el de la influenza y representa una enfermedad respiratoria altamente contagiosa que puede tener complicaciones importantes. El resfrío, en cambio, es una infección respiratoria que suele ser causada por otros virus respiratorios y que incluye entre sus principales síntomas a la congestión nasal, los estornudos, el dolor de garganta, la molestia en el pecho (que puede ser leve o moderada) y rara vez fiebre. Por el contrario, en los casos de gripe se registra fiebre alta (38- 40ºc) durante 3 ó 4 días.
El tiempo que lleva la recuperación es otra de las diferencias entre ambas afecciones. Un enfermo de gripe puede tardar hasta 2 semanas en recuperar su ritmo de vida habitual, mientras que para el resfrío la recuperación se alcanza en menor tiempo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), este año van a circular tres cepas de gripe: dos de Influenza A (H1N1 y H3N2) y la de Influenza B, que están incluidos en la vacuna que está a disposición de la población. Las autoridades de salud recomiendan a los grupos de riesgo que acudan a vacunarse.