Un medicamento tiene el objetivo de aliviar síntomas o de curar enfermedades. Es un producto que está diseñado para que mejore, compense desequilibrios de la salud o prevenga enfermedades. La mayor o menor efectividad de su acción depende de muchos factores, entre ellos:
1. La absorción.
2. La distribución.
3. Eliminación
Un medicamento entra al organismo por cualquiera de las siguientes vías:
-Vía oral
-Vía rectal
-Vía oral sublingual
-Vía endovenosa (Inyectado en las venas)
-Vía Intramuscular (Inyectados en el músculo profundo)
-Vía subcutánea (Inyectado debajo de la piel)
-Vía dérmica (Sobre la piel)
-Vía nasal.
-Otras más complejas como las epidurales, intracatecales e interventriculares.
Comienza el proceso de absorción para el cual es importante que la bioquímica sea capaz de liberar correctamente el medicamento de la forma farmacéutica en que se encuentre capturado, para que una vez libre, se distribuya y llegue al lugar de acción y luego sea eliminado correctamente.
La distribución la realiza el torrente sanguíneo que transporta la sustancia activa del medicamento ligada a unas proteínas que cumplen con esa función. Según su forma de ingreso el principio activo se destruirá en mayor o menor grado antes de llegar a los órganos en donde genere la respuesta. Si su ingreso se efectúa por vía oral la dosis ingerida es destruida por el proceso digestivo y en el intestino pasará a la sangre donde la vena porta lo lleva hacia el hígado (circulación pre sistémica). El hígado lo metaboliza y destruye un porcentaje considerable del fármaco, esto recibe el nombre de primer paso hepático. Del hígado entra a la circulación sistémica que lo transporta al corazón, que a su vez lo bombea hacia la zona en donde ejercerá el efecto.
Durante la distribución hasta que el fármaco llegue al lugar de acción debe atravesar diferentes membranas, para pasar al torrente sanguíneo y al líquido entre células (intersticial) de los diferentes tejidos.
Hay una serie de factores que alteran la distribución del fármaco, pudiéndola aumentar o disminuir. Estos son:
-Fisiológicos: la edad del paciente genera variaciones, al igual que el peso. En una persona obesa el volumen de distribución disminuye en comparación con una persona delgada
-Las patologías previas: hay enfermedades que influyen aumentando o disminuyendo la distribución del medicamento
-La interacción con otros medicamentos que pueden antagonizar la distribución o aumentarla
Cuando se receta un fármaco es bueno tener en cuenta estos factores y modificar la dosis al respecto para que no se transformen en tóxicas o para que alcancen la acción deseada.
Una vez que el fármaco cumple con su finalidad es necesario que el organismo lo elimine correctamente. Los pasajes a través del hígado hacen que se metabolice, destruya, y los productos de esa destrucción serán eliminados como desechos a través de la orina, si son solubles en agua, o bien a través de la materia fecal si son productos grasos. La eliminación varía según el tipo de fármaco y las dosis ingeridas. La variabilidad individual influye en la diferencia de la eliminación.
A la hora de recetar un fármaco el médico debe tener en cuenta que cada persona es un cuerpo biológico diferente, con individualidades bioquímicas que deben ser consideradas, de lo contrario se puede caer en el error de masificar las dosis sin tener en cuenta que en realidad un fármaco es terapéutico cuando no es tóxico.
La administración de un medicamento y su dosificación no es un tema menor al momento de recetar, no se debe caer en la rutina, sino que profesionalmente se deben tener en cuenta todos los factores para que el efecto terapéutico predomine frente al efecto tóxico del medicamento, para ello el médico debe tener amplios conocimientos de la bioquímica de un organismo vivo.