¿Que sucede en el cuerpo con el cambio de horario?

cambio de horario

El cuerpo humano resiente el cambio de horario porque mientras se adapta, duerme una hora menos.

¿Sabes qué sucede en el cuerpo con el cambio de horario? A pesar de la llegada del buen tiempo y de días más luminosos, a veces, en primavera, manifestamos apatía. También podemos experimentar cansancio, somnolencia e irritabilidad. Incluso, puede haber una reducción de las defensas del organismo, haciéndonos más propensos a infecciones.

Pero, ¿qué sucede en el cuerpo con el cambio de horario? Al tener que adelantar el reloj, debemos levantarnos una hora antes de lo habitual. Esto puede tomar algunos días de adaptación. Algunos pueden experimentar sensación de debilidad generalizada, llamada astenia primaveral. La causa fundamental está relacionada con los cambios en el clima. Entre estos se puede citar al aumento de temperaturas, las variaciones en los niveles de humedad y el aumento de las horas de luz diarias. Todo esto lo controla la glándula pineal, la cual secreta melatonina. Esta es la hormona responsable del control biológico y las emociones. Por eso, al aumentar la luz solar, se produce un desequilibrio interno que afecta nuestro sistema emocional.

Cuando inicia el horario de verano que común que durante quince días, hasta adaptarnos al cambio, nos podamos sentir cansados o tristes.

El cerebro es muy sensible a los cambios, es por ello que todos los percibimos. Sin embargo, mientras unas personas lo asimilan más rápidamente, otras son más propensas a padecer la astenia o flojera. quienes se adaptan con mayor dificultad son las personas que sufren de estrés, depresión o alergias.

Con la astenia primaveral, es frecuente la aparición de carencias nutricionales. Igualmente pueden presentarse ciertas dolencias relacionadas con alteraciones de la flora intestinal, la flora vaginal, y las mucosas en general.

Es recomendable respetar las horas de sueño, realizar deporte moderado y una mantener una dieta sana y equilibrada. De ser posible, se sugiere procurar ir modificando, dos semanas antes, la hora de ir a la cama. De esta manera el proceso de adaptación se dará de manera más natural.

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