Un informe reciente señala que, aunque en el año 2000 se declaró que el sarampión había sido erradicado en los EE. UU., sigue habiendo casos entre residentes del país que vienen de otros países, así como entre visitantes extranjeros a los EE. UU. Las importaciones de sarampión y el contagio de casos importados siguen constituyendo una amenaza ya que según advierte un equipo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y varios departamentos de salud estatales. Los viajeros pueden resultar expuestos al sarampión en el país al que viajan o por el camino en aeropuertos o aviones.
Según los investigadores, los niños pequeños están en el mayor riesgo de complicaciones o muerte por sarampión, que es altamente contagioso pero se puede prevenir con vacunas.
Durante los primeros dos meses de este año, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades informaron de 13 casos de sarampión importado entre residentes estadounidenses, de ellos 7 casos de sarampión entre bebés estadounidenses de entre seis y 23 meses que habían viajado a otros países.
La agencia anota que ese total de dos meses es comparable con la carga anual de casos vistos cada año entre 2001 y 2010.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades señalaron que cuatro de los niños resultaron infectados con sarampión en los casos de 2011 tuvieron que ser hospitalizados debido a complicaciones graves relacionadas con el sarampión.
Es muy probable que todos estos casos pudieran haberse prevenido si los niños hubieran recibido las vacunas recomendadas, los niños de entre seis y once meses de edad deben recibir una dosis de vacuna triple viral antes de viajar a otros países, mientras que los niños a partir de un año deben recibir dos dosis (a un intervalo de al menos 28 días) de la vacuna antes de realizar viajes internacionales, de acuerdo a las recomendaciones de salud.
Las vacunas actualizadas también son esenciales para los viajeros internacionales de todas las edades, agregaron, los médicos deben considerar el sarampión como diagnóstico posible al enfrentarse a pacientes con erupciones cutáneas que recientemente han salido de los EE. UU.
El informe aparece en la edición de abril de la revista de los CDC Morbidity and Mortality Weekly Report.
