Resiliencia ante las enfermedades

Todos conocemos personas, familias y comunidades que han sufrido shocks y rupturas, y las superan y siguen desenvolviéndose y viviendo a menudo a un nivel superior

La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.

El Dr. Boris Cyrulnik, neurólogo, psiquiatra y psicoanalista, nacido en Burdeos, Francia, y que por ser de origen judío, fue deportado a un campo de exterminio y tuvo que presenciar el asesinato de sus padres. Logra escapar del campo de concentración  a los 6 años, y llega a un centro de refugiados donde es contenido con afecto. Para entender el comportamiento humano, incomprensible desde la perspectiva de un niño que mira horrorizado la conducta de los criminales, decide estudiar medicina y se dedica al campo de la etología, que podría definirse como la parte de la psicología y de la biología, que analiza el carácter y la conducta de los humanos y animales.

Actualmente en el Hospital de Toulon-Var, Francia, donde Cyrulnik escuchó de los buzos el término resiliencia, es el responsable del Departamento de Enseñanza de la Etología de la Universidad, tiene 74 años y trabaja intensamente. A pesar del horror de su niñez, no solo llega a ser un brillante científico, excepcional ensayista, sino también tiene una familia normal, con cuatro hijos. Le entusiasma la aplicación de una palabra; el “oximoron”, que al ser la combinación de dos términos antagónicos, ayuda a entender el mecanismo de la resiliencia y la actitud necesaria para ejercitarla.

Decir “oscura claridad”, “preciosa fealdad”, o “triste alegría” sugiere que los contrastes trauma-compensación en la niñez y en la vida son inevitables. Por ello, sostiene la teoría, que  cuando recibimos un golpe, nos dividimos en dos fragmentos. Uno se necrosa y muere. En cambio, la parte sana crece y desarrolla la capacidad de recuperación para la situación traumática.  Aplicado a la vida, a los pacientes, o a nuestros hijos, no se traduce en una postura rigurosa de exigencia para obligarlos a sufrir a través de severas sugerencias, por el contrario, enviarles el mensaje de la necesidad del desarrollo de una autonomía  e independencia de criterio.

Los pacientes que no logran comprender la valoración de sus cuidados con el implícito sacrificio, no consiguen apreciar el significado de la salud. Los niños sobreprotegidos, no generan la capacidad de enfrentar las dificultades de la vida. Sin experimentar el miedo, es imposible superarlo. Cyrulnik se apasiona con la teoría del doble trauma, en el sentido que si un adolescente tiene una situación que lo golpea y angustia, lo que no le permite reponerse, es el absurdo reto paterno en lugar de una actitud de afecto destinada a comprender y superar la situación. Quizá esa pequeña observación constituya una manera de darle un marco teórico al aprendizaje de la resiliencia.

La principal adversidad profesional, son los errores diagnósticos, o terapéuticos. Para ésa situación, es difícil construir la recuperación, pero se puede.

Las personas resistentes tienen un gran sentido del compromiso, una fuerte sensación de control sobre los acontecimientos y están más abiertos a los cambios en la vida, a la vez que tienden a interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de la existencia, En general, se considera que son tres componentes principales: compromiso, control y reto.

El concepto de personalidad resistente está íntimamente ligado al existencialismo.

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