Paranoia es común tras sufrir un asalto

Un elemento en la violencia es el daño, tanto físico como psicológico, puede manifestarse de diversas maneras y asociado a variadas formas de destrucción: lesiones físicas, humillaciones, amenazas, rechazo, etc

Las personas que han sido víctimas de algún robo o asalto o atacadas al azar pueden seguir sintiendo mucha desconfianza de los demás mucho después del incidente, halla un estudio reciente realizado por el Dr. Daniel Freeman de la Universidad de Oxford en el Reino Unido.
 
Los hallazgos del estudio revelan un efecto que antes no se había reconocido bien de un asalto físico, y pueden ayudar a mejorar la terapia de las víctimas. 
El estudio incluyó a más de cien personas tratadas en un hospital por lesiones leves sufridas durante un atraco o un asalto físico. Los participantes fueron monitorizados durante seis meses posteriores al evento traumático.
 
Cuatro de las cinco víctimas dijeron que, desde el asalto, tenían más miedo de las demás personas de lo que deseaban, manifestaron tener un fuerte sentimiento de desconfianza que duraba seis meses e incluían: ser atacado cerca de casa, sentirse derrotado en el momento, una preocupación posterior excesiva, sentirse poco respaldado por los demás y problemas del sueño.
 
Después de sufrir un asalto físico puede presentar síntomas del trastorno por estrés postraumático, pero este es el primer estudio en mostrar que la desconfianza excesiva de las demás personas, o paranoia, puede persistir durante meses tras un asalto.
 
Es muy comprensible que ser atacados nos haga desconfiar de las personas que nos rodean, la mentalidad puede hacerse más parecida a la de un guardaespaldas, atenta al peligro, señala el Dr. Freeman.
 
Cuando desconfiamos en exceso, es una forma de paranoia, podría bien ser una un cambio pasajero normal en nuestro pensamiento tras haber sido víctima de un ataque, sin embargo, el peligro de esos pensamientos es que las personas pueden terminar aislándose de los demás y pensando solo lo peor.

Se trata de un problema poco reconocido como secuela de un ataque. Las conclusiones del estudio se publicaron en la revista Psychological Medicine.

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