Inyecciones de Botox opción contra la incontinencia por urgencia

La capacidad que posee la toxina botulínica para producir parálisis muscular por denervación química se aprovecha para usarla como medicamento en el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas

La toxina botulínica puede ayudar a las mujeres que sufren de incontinencia urinaria por urgencia a reducir los escapes, según un estudio realizado por el Dr. Anthony Visco, jefe de uroginecología y cirugía reconstructiva de la pelvis del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, EUA.

Inyectar Botox en la vejiga funciona igual de bien que las pastillas diarias de solifenacina, que es un tratamiento comúnmente recetado para la incontinencia, el tratamiento con Botox ya está aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos en EUA, para la incontinencia por urgencia debida a lesiones neurológicas conocidas, como el trauma de la médula espinal, señaló el autor líder, el Dr. Visco.

Pero aún no está aprobada para la incontinencia sin una causa reconocida, llamada incontinencia idiopática, el Dr. Visco y sus colegas llevaron a cabo lo que creen es la primera comparación directa entre un medicamento y la toxina botulínica.

Los hallazgos aparecen en la revista New England Journal of Medicine.

Los investigadores asignaron a casi 250 mujeres que sufrían de incontinencia a tomar el medicamento diario y a inyecciones de solución salina, o a placebos diarios e inyecciones de Botox. En promedio, las mujeres tenían entre 55 y 59 años de edad, en la incontinencia por urgencia, la vejiga es impredecible e hiperactiva, hasta una de cada cinco mujeres mayores sufre de la afección.

La pastilla usada para tratar la afección, la solifenacina  funciona al relajar los músculos de la vejiga, si la dosis inicial de 5 miligramos no funcionaba, los investigadores aumentaban la dosis a 10 mg. Si eso no funcionaba, se cambiaba a las mujeres a otro fármaco de uso común, trospium XR.

El Botox funciona, al ayudar a relajar los músculos para que no estén tan hiperactivos. Las inyecciones de Botox se administran a través de un cistoscopio, que es un instrumento iluminado que se introduce en la vejiga. El Botox se inyecta en 15 o 20 lugares distintos, y luego se propaga de forma uniforme por la superficie de la vejiga.

Durante seis meses, las mujeres de cada grupo llevaron un diario de tres días una vez al mes, anotando cuántos episodios de incontinencia habían experimentado. Al principio, las mujeres tenían un promedio de cinco episodios al día. Tras los seis meses, la reducción promedio en los episodios de incontinencia era casi la misma: de 3.4 episodios en el grupo de las pastillas y de 3.3 en el grupo de Botox.

Sin embargo, los grupos que recibieron Botox tenían casi dos veces más probabilidades de lograr una resolución completa de la incontinencia.

El 27% de quienes recibieron Botox dijeron que no habían tenido episodios diarios de escapes tras seis meses, frente a 13%  de quienes tomaban pastillas.

Ambos grupos reportaron efectos secundarios de resequedad bucal, e infecciones en el tracto urinario.

A los seis meses, 25% de las que tomaron las pastillas y 38%  de las que usaron Botox seguían experimentando alivio, se debe repetir la aplicación del Botox más o menos cada nueve meses.

Es esencial asegurarse de que el diagnóstico sea incontinencia por urgencia, y que los síntomas no se deban a otros problemas.

El laboratorio Allergan, que fabrica el Botox, pidió a la FDA aprobación para los adultos con incontinencia por urgencia idiopática en quienes los medicamentos estándares no funcionan.
Fuente: New England Journal of Medicine online

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