George Divoky testigo solitario del Ártico por 40 años

Durante casi 40 años George Divoky ha estudiado en soledad a los araos aliblancos en una isla al norte de Alaska

El biólogo estadounidense George Divoky es un testigo único de los cambios en el Ártico. Durante los últimos 37 años de su vida ha pasado cada verano, solo, estudiando una colonia de aves marinas en la isla de Cooper, al norte de Alaska.

Desde su base en una modesta cabina, Divoky ha compartido el día a día de las aves conocidas como araos aliblancos o Black guillemot en inglés (cepphus grylle) que se reproducen en la isla.

El derretimiento del hielo en el Ártico ha tenido efectos dramáticos, señala Divoky: la escasez de alimentos ha causado la muerte de grandes números de pichones y por primera vez las aves se enfrentan a un gran depredador, el oso polar, que comenzó a llegar a la isla en busca de alimentos. Los osos polares llegaron a la isla de Cooper en 2002.

A medida que los bloques de hielo se desplazan desde la costa y retroceden hacia el norte, muchos osos polares abandonan el hielo porque es cada vez más difícil encontrar focas para cazar cerca del borde.

Los osos comen los pichones, pero no son los villanos en esta historia. Preferirían estar en el hielo comiendo focas, no diminutas aves. Y esta situación va a empeorar a medida que desaparece el hielo del Ártico. La llegada de los osos también puso en riesgo la seguridad de Divoky, ya que luego de ver a un oso destrozar una carpa ya no podía seguir viviendo en una, así que tuve que instalar una pequeña cabina. Comenta que vivió durante 28 años en una carpa sin protección alguna, pero ahora esta en una cabina de madera, rodeado de una cerca eléctrica y con una pistola al alcance de la mano en todo momento.

Los osos no son la única amenaza que enfrentan los araos aliblancos. Otras aves, los frailecillos corniculados o horned puffins en inglés (fratercula corniculata), que muy rara vez se veían antes en la isla de Cooper, compiten ahora con los araos desplazando sus huevos y crías de los sitios de reproducción. Dentro de algunos años, los frailecillos corniculados pueden matar de un tercio a la mitad de los pichones de arao

El alimento es además mucho más escaso para las aves que Divoky ha venido estudiando durante cuatro décadas, siguiendo la vida de algunos individuos durante años. En los 70 y 80, las aves se alimentaban casi exclusivamente de bacalao del Ártico, una especie que se ha especializado en vivir cerca de las masas de hielo, debajo de las cuales hay invertebrados y algas. Al retroceder el hielo, las aves no pueden alcanzarlo y han debido buscar otras fuentes de alimento de menor calidad. Muchos pichones mueren en los nidos de inanición y otros lo abandonan con un peso más bajo de lo normal.

En 2009 sólo un pichón sobrevivió a los frailecillos y a los ataques de los osos. La mayoría de los científicos coincide en que el aumento de la temperatura en el Ártico es el doble del promedio de la superficie terrestre.

Comenta que ha sido perturbador ver los rápidos cambios de la última década en el norte de Alaska

En  25 años sólo notaba cambios muy pequeños y las colonias de pájaros se reproducían bien. Ciertamente en los últimos cinco años el final del verano parece un escenario posterior al Apocalipsis tanto para el como para los araos aliblancos».

Cuando deja la isla al fin del verano hay un sentimiento de tristeza por haber visto otro fracaso en la reproducción y por darse cuenta que esto resultará a la larga en la disminución de la colonia y finalmente en su desaparición. Divoky cree que sus registros serán aún más importantes en el futuro, si comienza la exploración petrolera en el Ártico. Las aves pueden ser un indicador del verdadero impacto ambiental de las explotaciones de crudo.

La vida de George Divoky es representada actualmente en una obra sobre cambio climático en el Teatro Nacional de Londres.

El biólogo dice entender que una persona que vive en Londres o en otras grandes ciudades de latitud media pueda tener dificultad en comprender la realidad del cambio climático. Pero desafortunadamente, cuando grandes poblaciones experimenten los efectos del cambio climático, probablemente no podrán hacer mucho más que adaptarse a cambios que pueden traer grandes dificultades para muchos.

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