Fumar envejece

El tabaco reseca tanto el cabello como la piel, y provoca arrugas prematuras, que son más evidentes en la cara

Fumar es un factor de riesgo de cáncer pulmonar y enfermedades cardiovasculares, y es una de las consecuencias más conocidas del tabaquismo. Y, al parecer, poco relevante para quienes aún dudan a la hora de dejar el vicio. Quizá la estética sea una mejor motivación para algunos fumadores.

El  Dr. Javier Saimovici, del Servicio de Clínica Médica y miembro de la Comisión Directiva del Programa de Control del Tabaco del Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina da a conocer  los daños que el cigarrillo ocasiona al órgano más grande del cuerpo humano: la piel

El consumo de tabaco daña la piel de distintas formas: debido a los múltiples tóxicos del cigarrillo que llegan a la piel por la circulación sanguínea, el uso de tabaco afecta el tono de la piel y su irrigación sanguínea,  generando problemas estéticos, como envejecimiento prematuro de la piel, los cancerígenos del tabaco aumentan el riesgo de algunos tipos de cáncer de piel.

La psoriasis, la rosácea son enfermedades bastante frecuentes de la piel,  que empeoran si es fumador y mejoran al dejar de fumar.

La gente que fuma aparenta en la adultez más edad de la que tiene, especialmente por la formación de arrugas en la cara a una edad más temprana, pero también, el aspecto en general de la piel es malo, es menos terso, también son típicas las desagradables manchas amarillentas en las uñas y dedos de los fumadores.

Hay softwares que simulan científicamente el envejecimiento precoz de la piel en los fumadores. Se carga una foto y el programa muestra la cara de la persona a lo largo de los años, con y sin consumo de tabaco.

El tabaco afecta la piel y el aspecto de hombres y mujeres, no hay forma de contrarrestar el daño que produce el tabaco en la piel, es como querer prevenir el cáncer de pulmón tomando vitaminas. Lo único que sirve es dejar de fumar.

Los fumadores pasivos están claramente expuestos a los daños del tabaco, lo peor es el mayor riesgo de cáncer de pulmón e infarto cardíaco, pero la piel también puede afectarse, aunque en menor medida que en la gente que fuma.

Los beneficios en la piel al dejar de fumar son la disminución progresiva del riesgo de algunos cánceres, el mejoramiento de la psoriasis y los beneficios estéticos. El aspecto del cutis de la persona que deja de fumar mejora rápidamente, en general en 2 a 3 semanas ya se nota la diferencia (lo notan más los demás que la propia persona), a largo plazo disminuye el envejecimiento precoz de la piel.

Los cuidados generales de la piel, especialmente el uso adecuado de protectores solares, es lo recomendable, pero más allá de los tratamientos estéticos lo fundamental es mantenerse sin fumar. La gente que deja de fumar vive más y mejor. Para dejar de fumar existen varios tipos de tratamientos: lo más efectivo es la combinación de tratamientos conductuales  y el uso de medicamentos efectivos, especialmente los que contienen nicotina (parches, chicles y comprimidos), que por ser los más seguros son de venta libre.

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