Enfermedades demenciales: se pueden evitar si lee o juega, según estudios científicos

Realizar actividades con el cerebro, como leer o jugar, en la mediana edad y más adelante, podría ayudar a retrasar o prevenir la pérdida de la memoria, según una investigación recient

Realizar actividades con el cerebro, como leer o jugar, en la mediana edad y más adelante, podría ayudar a retrasar o prevenir la pérdida de la memoria, según una investigación reciente.

El estudio incluyó a 197 personas de 70 a 89 años de edad que tenían deterioro cognitivo leve o diagnosticadas con pérdida de la memoria, y 1,224 personas del mismo grupo de edad sin problemas de memoria.

A todos los participantes se les preguntó sobre sus actividades diarias en el año anterior, además de cuando tenían entre 50 y 65 años.

Los que leían libros, jugaban, usaban computadoras y hacían manualidades como la alfarería o la confección de edredones en su edad avanzada tenían entre 30 y 50 por ciento menos probabilidades de desarrollar pérdida de la memoria que las personas que no hacían estos tipos de actividades mentales. Además, las personas que veían televisión por menos de siete horas al día en su edad avanzada tenían 50 por ciento menos probabilidades de desarrollar pérdida de la memoria que los que veían televisión por más de siete horas al día.

El estudio también encontró que las personas que participaban en actividades sociales y leían revistas en la mediana edad tenían 40 por ciento menos probabilidades de desarrollar pérdida de la memoria que las que no hacían tales actividades.
Los hallazgos se publicaron el martes, y se esperaba que fueran presentados en la reunión anual de la American Academy of Neurology (AAN), en Seattle.

«El estudio es emocionante, porque demuestra que el envejecimiento no tiene que ser un proceso pasivo. Simplemente haciendo ejercicio cognitivo, puede protegerse contra la pérdida de la memoria en el futuro», afirmó en un comunicado de prensa de la ANN la autora del estudio, la Dra. Yonas Geda, neuropsiquiatra de la Clínica Mayo en Rochester, Nueva York.

«Por supuesto, el desafío de este tipo de investigación es que confiamos en memorias del pasado de los participantes, y por tanto se necesita confirmar los hallazgos con investigación adicional», añadió Geda.

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