Encuesta dice que los mexicanos somos de las personas más felices del mundo

La felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Tal estado propicia paz interior, un enfoque positivo,

Los mexicanos somos de las personas más felices en el mundo, afirma un estudio realizado por la empresa Ipsos Global.

Según la encuesta, los mexicanos estamos, en nivel de felicidad, sólo detrás de los habitantes de Indonesia y de India.

Se asegura que, a pesar de los problemas económicos, las guerras, los conflictos religiosos y los desastres naturales, el mundo es un lugar más feliz hoy que hace cuatro años.

Más de las tres cuartas partes de las personas entrevistas alrededor del mundo dijeron que eran felices con sus vidas, y casi un cuarto se describieron como muy felices. El mundo es un lugar más feliz hoy, y podemos calcularlo porque hemos estado manteniendo un registro, comenta John Wright, vicepresidente de Ipsos Global, que ha medido la felicidad en más de 18 mil personas de 24 países desde el 2007.

Wright hizo énfasis en que las razones por las cuáles la gente es feliz van más allá de aspectos económicos y que involucran una serie de factores.

El ‘Top 5’ de naciones felices lo completan Brasil y Turquía,  mientras que Hungría, Corea del Sur, Rusia, España e Italia fueron los países con menos personas contentas.

Como demostración que el dinero no hace  la felicidad, los residentes de algunas de las mayores economías del mundo, como EUA, Canadá y el Reino Unido, estaban en la mitad de la escala de felicidad.

Hay un patrón que sugiere que hay muchos otros factores más allá de la economía que hacen feliz a la gente, así que eso supone un elemento, pero no la historia completa, a veces la mayor felicidad es comer carne, o tener un techo sobre la cabeza. Las relaciones siguen siendo la primera razón que la gente dice que le proporciona felicidad en todo el mundo, y quizá en esas culturas la familia tenga un impacto mucho mayor.

En términos personales, las parejas casadas tendían a ser más felices que los solteros, y no hubo diferencias de género.

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