Aspectos psicosexuales de la adolescencia

La sexualidad bien comprendida es sencilla, porque procede de una persona natural y liberada de sus problemas internos

Los sueños y las fantasías sexuales se tornan más frecuentes y explícitos en la adolescencia, muchas veces como elemento auxiliar de la masturbación. Parece ser que la fantasía, en el marco de la adolescencia, cumple varios cometidos: realza por lo general el placer de la actividad sexual; puede sustituir a una experiencia real (inaccesible) ; origina excitación o provoca el orgasmo; constituye una especie de plataforma de ensayo  mental de  situaciones sexuales futuras  y, en fin, supone un medio de experimentación sexual sin riesgos, controlable y sin  trastornos. La experiencia del adolescente, en cuanto a la exploración de las fantasías, repercute decididamente en su actividad sexual y en su seguridad a la hora de desempeñarse sexualmente en fases posteriores.

A medida que el adolescente trata de consolidar un sentido de identidad e independencia personal con respecto a sus padres y a otras figuras autoritarias, adquieren gran importancia las relaciones recíprocas con los compañeros y compañeras de la misma edad, la necesidad de libertad que experimenta el adolescente se acompaña normalmente del imperativo de ser como sus amigos.

Las presiones del grupo de edad a que pertenece el adolescente varían según su condición social.

En su ansia por liberarse de la supervisión de los padres y de los adultos, algunos adolescentes ven en el sexo un medio de demostrar su aptitud para tomar decisiones propias y de presentar  la escala de valores de la otra generación,  la conquista  de esa libertad no es fácil, ya que los adolescentes adquieren de un modo y otro un considerable legado sexual de sus mayores y de la generación en la que se incluyen conductas discriminatorias hacia el sexo femenino y un sentimiento de culpabilidad  sexual. Han cambiado antes las actitudes , puesto que hoy está muy extendida la idea de igualdad  entre ambos sexos. No obstante, perdura en ciertos aspectos el criterio de la superioridad del varón. Aún se espera que sea éste el que tome la iniciativa sexual, y si es la mujer la que lo hace, lo más probable es que se la tache de «atrevida» o «caliente». Los adolescentes no se han liberado del todo de problemas sexuales, mala información y desconcierto en materia de sexualidad; más bien parece que han sustituido determinados problemas por otros.
Algunos adultos dan la impresión de sentirse amenazados por el comportamiento del adolescente en materia sexual y tratan de regularlas de manera ilógica, como lo demuestra el hecho de que se pretenda a veces suprimir la educación sexual en las escuelas, restringir la información sobre métodos anticonceptivos, censurar libros y películas o, sencillamente, fingir que la sexualidad del adolescente no existe en absoluto. Por fortuna, no todos los padres adoptan una visión tan negativa de la sexualidad juvenil y en algunos casos asumen posturas más liberales. Es importante mencionar que la conducta sexual del adolescente puede crear inquietud en los padres ya que a muchos padres les preocupa que sus hijos adolescentes se vean atrapados en un embarazo involuntario, conscientes de que, aun cuando él o ella dispongan de anticonceptivos, quizá no los sepan utilizar eficazmente en el momento preciso. Los padres también se inquietan, con motivo, de que sus hijos adolescentes puedan contraer enfermedades venéreas o VIH.

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